Las necesidades de sueño del bebé: de 0 a 3 años
Introducción: La evolución del sueño en la primera infancia
Durante los primeros años de vida, el sueño desempeña un papel crucial en el desarrollo y bienestar del bebé. Comprender las necesidades cambiantes de sueño desde el nacimiento hasta los 3 años puede ayudar a los padres a establecer rutinas saludables y a fomentar buenos hábitos de sueño.
0-3 meses: El comienzo de una rutina
Los recién nacidos duermen gran parte del día y de la noche, con un total de entre 14 y 17 horas. Sin embargo, este sueño suele ser en periodos cortos de 2 a 4 horas.
Características clave:
- El ritmo circadiano aún no está establecido.
- Sueños fragmentados debido a las necesidades de alimentación frecuentes.
- La distinción entre el día y la noche se comienza a formar hacia el final de este período.
4-11 meses: Estableciendo un horario
A medida que el bebé crece, sus hábitos de sueño comienzan a regularse. Durante este período, un bebé típicamente duerme entre 12 y 15 horas al día, incluyendo siestas.
Características clave:
- Desarrollo de un ritmo circadiano más regular.
- Reducción en el número de siestas durante el día.
- Aumento en la duración del sueño nocturno.
1-2 años: Adaptándose a la actividad
Los niños en esta edad son más activos y curiosos, lo que afecta sus patrones de sueño. A pesar de su energía, aún necesitan entre 11 y 14 horas de sueño al día.
Características clave:
- Las siestas diurnas se reducen a una o dos al día.
- Aumento en la resistencia a la hora de dormir en algunos niños.
- Posibles despertares nocturnos debido a pesadillas o terrores nocturnos.
2-3 años: Hacia la independencia
En esta etapa, muchos niños ya han dejado la cuna y se han mudado a una cama. Aún así, necesitan entre 10 y 13 horas de sueño al día.
Características clave:
- La siesta diurna puede empezar a acortarse o incluso desaparecer en algunos niños.
- Mayor resistencia a la hora de dormir debido a la creciente independencia y deseo de explorar.
- Continúa el riesgo de despertares nocturnos por diversos motivos.
Conclusión: Adaptarse y ser flexible
Las necesidades de sueño de los bebés y niños pequeños cambian rápidamente durante los primeros años de vida. Si bien es útil conocer las pautas generales, cada niño es único y puede tener sus propias necesidades. Escuchar y adaptarse a estas necesidades, al mismo tiempo que se establecen rutinas consistentes, puede ayudar a garantizar un sueño saludable y reparador.